Sabemos que la salud de María Rosa siempre fue quebradiza y que padecía frecuentes jaquecas. En los últimos años de su vida se ve privada del descanso nocturno por la fatiga y dificultad para respirar, por ello “era preciso dormir en una silla, apoyada sobre sus manos la cabeza”. A partir de 1876 se agudizan los síntomas: tos, esputos de sangre, hinchazón de las piernas y los pies… a principios de junio sufre violentos dolores de vientre y temblor general. El día antes de morir vemos en María Rosa un gesto de profunda humildad, pide permiso a su confesor para dejar este mundo: – “¡Déjeme marchar!”- A lo que él contesta: -“Cúmplase la santísima voluntad de Dios”. El 11 de junio, domingo de la Santísima Trinidad, a las doce menos cuarto de la noche, a la edad de sesenta y un años, muere María Rosa Molas en la Casa de Misericordia, rodeada de sus Hermanas.



RETABLO-SEPULCRO


Los restos de Santa María Rosa Molas se encuentran en la Iglesia de esta Casa Madre de la Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación. El 10 de junio de 1977 fueron trasladados del sepulcro que estaba en el suelo a este retablo, obra del artista castellonense Vicente Llorens Poy. En este retablo se conjuga la sobriedad y la elegancia, la sencillez y la fuerza. Está realizado en paneles de bronce y bloques de piedra rosada. En el centro un altorrelieve de María Rosa en actitud de acogida y sencillez, a su alrededor se distribuyen los demás elementos a distintas profundidades.

Los bloques de piedra presentan grabados, con trazos muy finos, los campos apostólicos de la Congregación: evangelización ad gentes, acción social, educación de la juventud y pastoral sanitaria. Los paneles de bronce dispuestos en la parte externa representan los pilares que sustentan la obra de la Madre: la contemplación simbolizada por la tribuna donde ella pasaba noches de oración, y la caridad por la figura de una mujer que acoge y protege a un niño. Es el equilibrio entre la acción y la contemplación, entre Marta y María. A la izquierda, en la parte inferior, otro panel de bronce presenta el lema que hizo vida la Madre: “Vivir en un ambiente de caridad, morir víctima de la caridad”. Completan el retablo bloques más pequeños de piedra sin ningún motivo decorativo que abren una puerta al futuro soñando nuevas realidades en las que se encarnará la Consolación.

Debajo del retablo, realizado en bronce, está el sarcófago sobrio y sencillo que tiene grabado el nombre de María Rosa Molas y Vallvé.



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